Dímelo leyendo

Recomendación literaria. Hay un niño fuera de mi armario, de Anabel Botella.

¿Qué niño no ha tenido monstruos dentro de su armario? Dentro del armario, debajo de la cama o detrás de la puerta, los monstruos forman parte de la infancia. En una edad en la que la razón todavía no ha superado a la imaginación, tener miedo a seres fantásticos es habitual. Pero, ¿alguien ha reflexionado sobre qué piensa el monstruo de dentro del armario? Porque si ese es su hogar, el armario, puede que a él tampoco le haga ninguna gracia eso de tener un humano fuera de su casa.

Y esta es la premisa de la que parte Hay un niño fuera de mi armario, de Anabel Botella. La novela fue ganadora del I Premio FestiLIJ3C, que organiza el Festival de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos. Un premio que está promovido por el Ayuntamiento de Tres Cantos, la Librería Serendipias y Ediciones Diquesí. Anabel Botella es una autora prolífica y, aunque esta no es su primera incursión en la literatura infantil, sí que es la que mayor repercusión ha tenido por haberse alzado con el premio del citado festival. 

La edición de Diquesí invita a la lectura, con una letra grande y una maquetación que respeta márgenes y espacios. Las ilustraciones que acompañan al texto son de Alberto Sastre y ponen un punto divertido y colorido en el relato. Es bonito ponerles cara a los personajes del texto, sobretodo a los protagonistas, quienes nos mirarán desde las páginas con un buen repertorio de expresiones.

El texto nos narra cómo Minerva vive tranquila en su hogar hasta que conoce a Coque, el niño que vive fuera de su armario y descubre que las cosas no son como le han contado. 

Es posible que los humanos no sean tan horribles como ella pensaba. Está claro que ser un monstruo no es fácil, pero ser un niño tampoco. Así que Minerva y Coque tendrán que aprender a entenderse mutuamente para sobrevivir a la aventura que les deparan las páginas del libro.

La premisa de la historia es, cuanto menos, original. Es una buena forma de que los niños empaticen con un personaje que está acostumbrado a ser el malo de los cuentos pero que, al igual que todos, tiene su propia vida y preocupaciones. 

Una vuelta de tuerca al concepto del niño que teme al monstruo que vive dentro de su armario, pues aquí es el monstruo quien tiene que soportar que un niño humano viva fuera del armario que es su hogar. Me gusta especialmente la red de comunicaciones que la autora ha creado para la vida de los monstruos. Ya quisiéramos los humanos tener un sistema así de eficaz para desplazarnos de un sitio a otro.

Como niños que son, ambos protagonistas pronto aprenderán a trabajar juntos y a ver que, muy a menudo, lo que nos une es mucho más que lo que nos separa. Y puestos a vivir una aventura, mejor hacerlo en compañía de un buen amigo, ¿no? Sobre todo si hay un tesoro escondido que encontrar. 

Porque si algo bueno tiene la infancia es que en ella no caben los prejuicios y, si alguno hay ya instalado por mediación de un adulto, es fácil derribar el muro que haya creado.

La edad oficial recomendada de la novela es para niños a partir de nueve años aunque, como siempre, eso dependerá del nivel de desarrollo lector del niño o de las ganas que tenga de leer el libro, entre otras cosas. Además, nunca está de más recordar que cuando los niños alcanzan una edad en la que pueden leer ellos solos, eso no quiere decir que tengamos que dejar de leer en familia

Disfrutad de la lectura y ya sabéis, no olvidéis poneros en el lugar del otro. Siempre hay otro punto de vista desde el que contemplar la realidad.