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Recomendación literaria: Papá, por favor, consígueme la luna, de Eric Carle.

¿Qué no haría un padre por su hija? Esto es lo que nos preguntamos tras la lectura de la recomendación literaria de hoy: Papá, por favor, consígueme la luna, de Eric Carle y editado por Kókinos.

Y es que de amor paternal y relaciones paterno filiales trata el álbum. Eric Carle nos cuenta la historia de una niña que, viendo cada noche la luna y deseosa de jugar con ella, le pide a su padre que se la consiga. Su padre, claro, hace todo lo que puede por ayudar a su hija e ingenia un sistema con una larga escalera para poder alcanzar la luna.

Cuando el papá ha subido lo suficientemente alto como para cogerla, le pregunta a la luna si puede llevársela con él porque a su hija quiere jugar con ella. Aunque la luna es demasiado grande para que pueda cargar con ella, le dice que poco a poco se irá haciendo más pequeña y que entonces podrá llevársela. Y así es como Mónica consigue la luna, y con ella juega, salta y se divierte hasta que un día la luna desaparece.

Mónica no sabe que lo que ha ocurrido es que la luna ha seguido su ciclo, pero esta aparece entonces en el cielo y se va haciendo cada vez más grande hasta que vuelve a tener la forma de luna llena. Desde su ventana, podrá seguir observándola cada noche.

Esta obra es un clásico de Carle, también autor de otros no menos conocidos álbumes como La pequeña oruga glotona, De la cabeza a los pies o El camaleón camaleónico, entre muchos otros. Eric Carle no es sólo autor de sus libros, sino que también es el ilustrador. A sus recién cumplidos 90 años es el creador de más de setenta libros infantiles

De su inconfundible estilo artístico surgen multitud de personajes, animales, paisajes y colores que son el deleite de los seguidores que tiene por todo el mundo. Las imágenes que acompañan a los textos tienen un fuerte carácter narrativo y nos ayudan a narrar la historia. Los niños pueden seguir el cuento a través de las ilustraciones. Carle crea las imágenes con una mezcla de colores y texturas tan originales que las convierten en profundamente personales e identificables.

Sus obras tienen en común que son instructivas a la par que entretenidas y, en Papá, por favor, consígueme la luna, logra además tratar un tema importante de un modo tremendamente cuidado. 

Y es que los niños sienten amor incondicional hacia sus padres. Esa clase de amor que  no entiende de circunstancias, que no depende del contexto ni el escenario para expresarse. Es más, sienten amor incondicional hacia quienes establecen vínculos afectivos profundos con ellos, como sus educadores. Lo menos que podemos hacer es devolvérselo del mismo modo.

Ellos, como la protagonista del libro, ven a sus padres como verdaderos héroes, por eso la niña cree que su papá puede conseguirle incluso la luna. Y en la historia, como en la vida real, el papá hace todo lo que puede para hacer feliz a su hija. Incluso construye una enorme escalera la cual pone sobre una montaña para preguntar a la luna si quiere jugar con su hija. Es una preciosa representación de lo que un padre haría por su hija: todo. Porque el amor es inabarcable, y también es libre, como la luna, que vuelve al cielo, su hogar, donde podrán contemplarla cada noche asomados a la ventana.